Cuando nos convertimos en madres, nuestra vida da un giro de 180 grados y quizá llega un punto donde nos sentimos estancadas. Si eres una mujer que siempre ha trabajado o que tiene metas profesionales específicas, puede ser común que sientas que la maternidad llegó a frenar todos tus planes y sueños, y no tiene que ser así.

Antes de que pienses que sentirte así te hace ser una mala madre, detente y analiza un poco la situación. Sí, sabemos que la maternidad no siempre es color de rosa y habrá días que pienses que no puedes, pero queremos que sepas que sepas que se vale estar cansada y harta.

Somos seres humanos y mujeres que, además de ser madres, queremos realizarnos en diferentes niveles, pero nuestra sociedad no está preparada para facilitarnos el camino. Al contrario, a veces es más complicado.

Piensa en el mundo laboral, donde la discriminación hacia las mujeres está a la orden del día. En muchos lugares, no te dan puestos “importantes” porque saben que si llega haber alguna emergencia, tu prioridad serán tus hijos. Quizá no podrás quedarte más horas en la oficina porque tienes que ir a atenderlos y muchos ejemplos más.

¿Te das cuenta? Tan solo en este punto laboral las trabas son muchas, pero poco a poco podemos contribuir a cambiar esto.

No hay nada mejor que tus hijos crezcan viendo a una mamá feliz, logrando sus metas. Si fuiste mamá joven y no pudiste terminar la escuela, haz un esfuerzo y termínala, lo puedes hacer en línea.
Si quieres poner un negocio, capacítate y hazlo, y si no funciona, vuelve a intentarlo.

Apóyate de la gente que te rodea y que te ama, pedir ayuda no está mal, seguramente lo entenderán porque es algo que te hará feliz.
Que la maternidad no sea una barrera, sino un impulso.

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