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Se cree que todas las mujeres tienen un “instinto maternal” que se desarrolla al estar cerca de bebés o niños, pero ¿será cierto? Sigue leyendo y averígualo.

Desde que tuve a mi primer bebé comprendí que no hay nada más criticable que la maternidad. Unas a otras nos juzgamos duramente aunque ninguna sabe bien a bien lo que está haciendo. Al final algo nos guía a todas, el instinto materno. 

Pero, ¿qué es el instinto materno? Es el vínculo natural que se crea para cuidar, proteger y amar a tu hijo. No todas las mujeres tienen la capacidad de desarrollarla, pero esta conexión tampoco es exclusiva o está limitada a mujeres que han dado a luz. Es decir, el instinto materno también puede surgir en una mujer que decide adoptar un bebé. 

De acuerdo con una investigación del Programa Institucional de Estudio de Género de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, concluye que el instinto materno existe, pero depende de las relaciones que cada una construye en sí misma, basadas en los elementos de su entorno social, histórico y cultural.

Por muchos años nos han hecho creer que el instinto materno es exclusivo de las mujeres y, por ende, estamos en la obligación de ejercerlo, pero ¿qué pasa con las mujeres que no sienten ese llamado de la naturaleza?

En dicha investigación, Norma Ferro refiere que no existe un instinto maternal, que la maternidad es una función y que el hecho de que el organismo esté preparado para ella no significa que deba ser realizada. Así, la mujer puede desear ser madre o no y eso no tiene por qué definir su feminidad.

Por otro lado, la psicoterapeuta Tere Díaz expresa que “ser madre es una elección, no una vocación natural ni un destino único. Todo ser humano nace de una madre, pero ninguna mujer nace con la vocación a la maternidad tatuada. Por eso, y como seres culturales más allá de nuestra estructura biológica, la maternidad no es una vocación femenina universal, menos aún un camino único de realización personal”.

¿El instinto materno es exclusivo del género femenino?

Sarah Blaffer Hrdy, profesora emérita de la Universidad de California, realizó un experimento en donde analizó sus niveles químicos cerebrales antes y después de conocer a su nieto. Y notó que sus niveles de oxitocina se elevaron un 63%. 

Esto mismo hizo con su esposo, quien en el primer día mostró un aumento del 23%, pero pasados los días subió también al 63%. 

En ambos, el contacto con su nieto generó lo mismo: crecieron sus niveles de oxitocina (hormona asociada al lazo maternal), aunque a diferencia de la profesora, su esposo necesitó más contacto con el bebé para llegar al mismo nivel.

“Todos los mamíferos hembra poseen respuestas maternales o ‘instintos’; pero esto no quiere decir, como suele asumirse, que toda madre que da a luz está automáticamente lista para criar a su cría”, reconoce Hrdy. 

En conclusión, la elección de ser madres debe ser única y exclusivamente de la mujer. Y aunque una mujer decida tener un bebé, poco a poco irá desarrollando su instinto materno, basado en su experiencia y desarrollo social, emocional y cultural. 

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