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Seguramente has escuchado por aquí y por allá sobre el método Montessori, ya que se empezó a hablar mucho de esto desde hace unos años, y puede que ya tengas una idea de lo que es. Pero si no, aquí te lo explicamos.

Montessori es el nombre de un método pedagógico que se basa en acompañar al niño mientras va descubriendo el mundo por sí mismo y encontrando su lugar dentro de él. Es una educación muy diferente a la tradicional, ya que se considera que la formación que se brinda en los centros educativos convencionales, aplicada desde que tenemos memoria y de generación en generación, no permite a los niños desarrollar su máximo potencial.

En la Pedagogía Científica de María Montessori – su creadora -, es el niño el que se forma a sí mismo y construye su propia personalidad, única, como individuo y no como un número más en la lista de nombres en un salón. No te confundas, no se trata de dejar al niño hacer lo que le plazca sin ningún lineamiento. De hecho, hay tres factores esenciales en este tipo de pedagogía:

El ambiente montessori

En este enfoque, el ambiente es de suma importancia. Debe ser un lugar donde el niño se sienta seguro y cómodo, que esté adaptado a sus necesidades y que lo estimule a aprender y desarrollarse, fomentando su independencia y autoconfianza. Maria Montessori creía que era la escuela quien debía adaptarse al niño y no al revés. Por ello, en un aula Montessori los muebles están diseñados a la altura de los niños para que puedan tomar las cosas y devolverlas a su lugar por sí mismos, son espacios amplios divididos por temáticas para que ellos las descubran de acuerdo a sus intereses, hay materiales que les permiten trabajar con las manos y son ellos quienes deciden si quieren trabajar en grupos o de forma individual. Todo en el aula está adaptado hacia la independencia en el aprendizaje de cada niño. 

El guía

El maestro o maestra tiene la tarea de guiar al niño en su proceso de autodescubrimiento. Es su labor observar a cada niño para descubrir con él sus capacidades e intereses y ofrecerle oportunidades de aprendizaje. El guía no le indica qué hacer, sino que le permite pensar por sí mismo y actuar acorde a ello. De acuerdo al desarrollo evolutivo de cada niño, el guía va introduciendo nuevos materiales, actividades y objetivos para que el niño pueda continuar con su propio trabajo personal. 

El niño

María Montessori afirmaba que el niño pasa por 4 etapas de desarrollo:

De 0 a 6 años, el niño tiene una mente absorbente. Es decir, es una esponja que toma todo de su entorno, bueno o malo. 

De 6 a 12 años, la mente es razonadora, basada en el pensamiento abstracto y el uso de la imaginación. 

A partir de los 12 a los 18 años, ya no se considera niño sino adolescente, con una mente humanística, buscando encajar en la sociedad, entenderla y contribuir con ella. 

De 18 a 24 años, el adulto tiene una mente especialista, tomando su lugar en el mundo. 

Del nacimiento a los 3 años, la educación Montessori se centra en el desarrollo del habla, las habilidades motoras, la coordinación y la independencia del niño. A partir de los 3 años hasta los 6, cuando el niño ya asiste a la escuela, el currículo se divide en 4 áreas, que son la vida práctica, la sensorial, el lenguaje y las matemáticas. 

Es durante este periodo que muchos sostienen que se desarrolla la inteligencia, y no solamente eso, sino que van inclinándose hacia ciertos temas que les llaman más la atención, van descubriendo sus intereses y disfrutan del aprendizaje porque ocurre con facilidad y sin exigencia.

En conclusión, el método Montessori es un estilo diferente de enseñanza que vale la pena examinar, sobre todo si queremos que nuestros niños puedan desarrollar todo su potencial y descubrir aquello que los hace únicos. 

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