¿Cuántas familias en México han crecido sin cuestionar el abandono paterno? Ha sido habitual ver cómo un hombre decide distanciarse de sus hijos sin ninguna explicación, sin importarle por completo su crecimiento, desarrollo y bienestar (en cualquier sentido). 

Sin embargo, las nuevas generaciones comienzan a preguntarse sobre el rol que un padre debe ejercer. Ahora los hombres quieren estar más involucrados y presentes en la vida de sus hijos, es decir, desean vivir una paternidad activa

De acuerdo con el portal saludprimero.mx, la cifra de padres ausentes en las familias mexicanas ha ido modificándose: en 1995, el 31 por ciento de los hogares carecía de este integrante de la familia; para 2008, el porcentaje aumentó a 41.5 por ciento. 

Según el Censo de Población y Vivienda 2010, en México el abandono paterno se presentó en cuatro de cada 10 hogares, es decir, en 11.4 millones de hogares faltaba papá.  

Mientras tanto, para el año 2015 se calculó que el abandono paterno se vivió en el 47 por ciento de las familias mexicanas.

Si bien el abandono paterno es algo real en nuestra cultura, no debemos acostumbrarnos a ello, debemos educar a los hombres de futuro para que sean responsables de sus acciones y del cuidado de sus hijos. 

Hoy deseamos compartir con la comunidad Aserrín Aserrán esta pequeña reflexión sobre el abandono paterno. 

Él se lo pierde

“Él se lo pierde” me dijeron por años
ante cada lágrima que derramé por él. cada ausencia,
cada logro donde mis ojos lo buscaron sin éxito en cada rincón.
“Él se lo pierde” le dijeron a mi madre, mientras enloquecía e intentaba rearmarse, sin lograrlo. Mientras dos manos no le alcanzaban para sostener tanta soledad. Mientras intentaba desaparecer ella también.
“Él se lo pierde” nos dijeron.
Y nos mintieron.
Él no se perdió nada.
Él viajó.
Él amó.
Él construyó una nueva vida.
Él disfrutó.
Él vivió la vida que quiso.
Hizo su vida a su manera a costa de nuestras noches de insomnio. De terror. De pánico.
A costa de que pasemos hambre.
De que nos falte todo.
A costa de nuestra felicidad, de nuestra salud.
Él no se lo perdió.
Nosotras nos lo perdimos.
Nosotras teníamos derechos y él obligaciones.
Nosotras y tantos otros niños, porque esto no solo me pasó a mí, esto es de lo más común.
Ellos, los padres que abandonan, no se pierden nada. Ellos eligen libremente.
Y en sus elecciones, eligen no llevar a sus hijos nunca más a un cumpleaños,
Ni de vacaciones,
Ni comprarles un regalo para un amigo,
Ni ir a pedir la beca para el colegio,
Ni pagar un campamento de verano,
Ni venir a un cumpleaños (o llamar),
Ni nada.
Y esto muchas veces sucede antes del abandono físico.
Varones que les cuesta hacerse cargo de la paternidad. Aunque la hayan deseado. Que no saben cómo. Que ni se les cruza por la cabeza dejar de salir o de ir a jugar al fútbol porque el niño está enfermo.
Díganme si todo lo que dije arriba, no aplica a muchos varones que viven con sus hijos.
Dejemos de victimizar y de romantizar el abandono. Porque la frase “él se lo pierde” hasta le falta un “pobrecito” adelante. Como si fuese una injusticia del destino, algo que les ocurre a los hombres y no pueden manejar y bueno, ellos se lo pierden.
No.
Basta.
El abandono es abandono.
Siempre.
Y hay que hacerse cargo.

Autor: Vida de mamá

El abandono paterno es algo real, sin embargo podemos educar diferente a las generaciones de futuros hombres para que sean padres presentes.