Conforme van creciendo, nuestros hijos también van forjando el carácter para alcanzar metas y crear lazos de amistad. Por ello, hablaremos sobre cómo sembrar semillas de bondad, amabilidad y empatía en ellos.
Empatía y bondad
Desde temprana edad podemos estimular estas cualidades para fortalecer las relaciones que tendrán en diversos escenarios (escuela, círculo amistoso, la familia y cualquier lugar donde tengan que generar lazos de convivencia).
Ponerse en los zapatos del otro y conocer el trasfondo de situaciones reales en las que se encuentra, desde jugar con sus hermanos (si los tiene), respetar los turnos o brindar segundas oportunidades en un juego. También es importante que ellos se vayan dando cuenta que las acciones y palabras lastiman a las personas, no solo los golpes.
Echa a volar su imaginación
Imaginar situaciones que los involucren y que deban pensar en cómo reaccionar para solucionar una situación de peligro o incluso que le muevan el corazón de tal forma que estimules su sensibilidad y logres construir un perfil protector e instintivo que lo vuelva servicial y atento.
Ojo, no hablamos de automatizarlos, simplemente de generar una construcción social mucho más blanda y consciente.
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Fomenta los buenos hábitos
La atención, la iniciativa y humildad en cualquiera de sus círculos de desarrollo serán pilares para su crecimiento en sociedad; desde apoyar moralmente a los demás, ayudar en las tareas del hogar, provocar ese espíritu voluntario con actividades muy sencillas como acomodar sus pertenencias, facilitar a papá o mamá objetos en las rutinas de todos los días, etc. Situaciones que pueden iniciar como simples dinámicas divertidas se irán enraizando como parte de su día a día.
Recuerda que es responsabilidad nuestra forjar un mundo más amable, pues hace mucha falta hoy en día. Hagamos reflexión constantemente y reforcemos los hábitos de la vida diaria.