Muchas personas hablan de la importancia del primer hijo y de como este o esta llegan a revolucionar las vidas de los padres y a enseñarles mil cosas, sin embargo, es importante detenerte a pensar en la importancia y todo lo que te va a enseñar tu hijo número dos. Aquí te cuento lo que mi segundo hijo me enseñó.
Últimamente y mientras pierdo un poco de tiempo viendo tik toks, me he topado con algunos que dicen “El hijo que me hizo desear 10 hijos más. (refiriendose al bebé #1)” Y después “el hijo que me enseñó que 2 eran suficientes.”
Estos tik toks me dan mucha gracia porque algunas mamás lo vivieron así, otras puede que no, pero me ayudaron a detenerme a pensar en todo lo que me enseñó mi hija la más pequeña.
Me enseñó mucho sobre el amor
Me enseñó que, a pesar de los desafíos de la paternidad, el amor incondicional que sientes por tus hijos es el mismo, sin importar el número de hijos que tengas. Mi segunda hija me mostró que nuestro amor por nuestros hijos no conoce límites.
Aprendí que no hay que perder el tiempo preocupándose por las cosas que salen mal, sino disfrutar de los momentos buenos y divertirse juntos. Mi segundo hijo me enseñó que la vida es una aventura. Cada momento es una oportunidad para descubrir algo nuevo y que hay que aprovechar al máximo. Siempre hay que estar abierto a nuevas experiencias y a dar pasos enfrente.
Me enseñó que la paciencia es esencial cuando se trata de criar a un hijo
La crianza de los hijos es una tarea difícil, pero hay que tener paciencia para poder entender a los niños y ayudarles a crecer. Aprendí a estar presente para mis hijos, a escucharles, a respetar sus opiniones y a apoyarles en todo lo que hacen.
Después de tener a mi primera hija algunas veces dudé si iba a poder con dos, sin embargo, me di cuenta que si lo lograría y, mi segunda hija, llegó a reafirmar eso. Haciéndome entender que soy capaz de dar amor incondicional sin importar que es lo que se presente y, además a tener claras cuales son mis prioridades y que mis hijos siempre van a estar en primer lugar.
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