Llegó el bebé y todo es mágico, esos momentos en los que van haciendo una cosa nueva tras otra, que empieza a comer, a jugar, a caminar y más. Todo es perfecto, hasta que llegamos a los dos años.
No, no estamos diciendo que los dos años sean algo malo, tu niño sigue siendo mágico, haciendo cosas nuevas y aprendiendo cada día, sin embargo, por alguna razón, empieza a enojarse por cosas que antes no hacía, a llorar, a ponerse “rebelde”. Pues, bienvenida a la primera adolescencia de tu bebé: los dos años.
Los terribles dos no es algo que las mamás hayamos inventado. De hecho, diferentes estudios demuestran que esta etapa comienza a los dos años y se puede extender hasta los 4.
Es muy fácil entender el porqué: los niños a los dos años se comienzan a dar cuenta que son seres “independientes”. Comienzan a querer rebasar los límites que los adultos llegamos a ponerles.
Es normal que, en esta etapa, los niños comiencen a tener rabietas más seguido. Que busquen hacer cosas que antes había aprendido a no hacer, y aunque sabemos que es algo frustrante, debemos comenzar a manejar las emociones con nuestros hijos.
Es importante dejar que descubran y darles un poco de esa libertad que están buscando sin que lleguen a lastimarse.
Algunas de las cosas que puedes hacer para hacer esta etapa más sencilla son:
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