mamá que trabaja

Cada una conoce las razones por las que sale todos los días a trabajar fuera de casa y deja a sus hijos en guardería, con un cuidador o un familiar. Y hay días que dejarlos cuesta mucho más que otros. Para esos días en que te sientes decaída, te compartimos esta carta para ti mamá que trabajas y sientes culpa al dejar a tu hijo.

Esta carta especial fue escrita por Alicia Keswani, quien comprendió perfectamente el sentir de todas y pudo plasmarlo en un emotivo texto.

Carta a una mamá que trabaja

Hola, mamá trabajadora 

¿Podemos sentarnos y respirar por un segundo?

Busquemos dos sillas grandes y cómodas en un café tranquilo en la parte más linda de la ciudad.

Dejemos nuestras cosas y permitámonos hacer una pausa en las listas de tareas pendientes que siempre se ejecutan y que pasan como una barra de noticias en nuestras mentes.

Ríamos con una risa agridulce de lo bien que suena ese escenario y lo lejos que se siente de la realidad.

Pero en serio, ven conmigo un segundo. De hecho, pretendamos que podemos sentarnos en esas sillas y tomar un café que está realmente caliente y ser las mujeres que éramos antes de nuestros bebés.

Necesitamos este descanso más que nadie, pero probablemente somos las últimas en conseguirlo.

Entonces, si tienes que venir conmigo mientras estás alimentando a tu bebé, en el baño o estás sentada en tu automóvil durante un mandado poco común, está bien. Yo también he hecho eso.

Quiero que sepas que sé cómo te sientes. Sé lo que se siente sentirse culpable cuando te secas el cabello por la mañana y el bebé te mira desde una silla hinchable. Conozco el aguijón que te atraviesa el corazón cuando le entregas a tu precioso pequeño a su cuidador y captas la emoción en sus ojos. Ese miedo irracional de que tu bebé crea que otra persona es su mamá. O que esta persona esté haciendo un mejor trabajo que tú.

O tal vez el pensamiento más doloroso para mí personalmente, que conocen a tu bebé mejor que tú. Conozco la fatiga que se produce cuando todo lo que sientes es culpa: culpa de que te guste ir a trabajar, culpa de que quieras irte a casa temprano para estar con tu bebé. Culpa cuando te pierdes un hito o culpa cuando tienes que quedarte hasta tarde para ponerte al día con un proyecto. Culpa cuando te olvidas de una próxima reunión o culpa de tenerte que ir temprano porque el bebé se enfermó. Culpa de haber regresado al trabajo desde hace tres meses pero, ¿por qué sigues sin sentirte normal todavía?

Sé que a veces vas a llorar al baño cuando estás tan abrumada; yo hice lo mismo la semana pasada. O la tristeza que sientes cuando escuchas a tus compañeros de trabajo planear una hora feliz improvisada y no puedes unirte a ellos. Conozco la soledad que se instala en tu corazón mientras aprendes a hacer malabares con esta nueva normalidad. Sé que te preguntas si eres lo suficientemente buena, lo suficientemente buena en el trabajo, lo suficientemente buena como madre, lo suficientemente buena como esposa, porque yo también pensé, sentí y llevé todas esas emociones.

Escúchame, amiga, puede que no nos conozcamos, pero yo sé esto: fuiste elegida para ser la mamá de tu bebé.

Todo lo que eres, tus pasiones, tus miedos, tu trabajo, tu situación de vida, tu estado civil, tu corazón, tu alma, se está utilizando para crear algo tan, tan precioso: una infancia.

No eres una mala mamá por trabajar. No eres una mala empleada porque eres mamá.

Si estás trabajando en un empleo que odias pero lo haces porque las facturas no se pagan solas, estás proporcionando los medios para crear una infancia con un lugar seguro para dormir y cosas buenas para comer. Y rezo para que algún día puedas hacer el trabajo que más te gusta, ya sea en un lugar de trabajo diferente o quedándote en casa.

Si estás trabajando en un trabajo que te encanta y lo haces porque te apasiona tu misión, estás proporcionando los medios para crear una infancia en la que las niñas pequeñas crezcan para lograr sus sueños y los niños pequeños vean a sus mamás, hermanas, tías y futuras hijas como iguales.

Y de cualquier manera, estás trabajando porque eres una gran madre.





No eres la única que navega por este camino, aunque a veces puedas sentirte muy sola. Cuando los días se desdibujan y la rutina se vuelve abrumadora, rezo para que elijas ver esos días y momentos como pequeñas piezas de una hermosa imagen: la infancia que se te ha encomendado crear.

Eres valiente y te admiro.
Gracias por acompañarme,
Alicia

Espero que hayas conectado con esta especial carta a una mamá que trabaja y siente culpa al dejar a sus hijos. Sea cual sea la etapa que estés atravesando, te abrazo fuertemente.