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La lactancia es ese tema sobre el que hay tantos mitos que a veces terminan confundiéndonos más que ayudándonos. Estos son los más comunes.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera la leche materna el “alimento ideal para el crecimiento y el desarrollo sanos de los lactantes”. Pero la lactancia también puede tener repercusiones importantes en la salud física y mental de las madres, sobre todo, si se dejan llevar por mitos que más que hacernos un bien, nos frenan.

1. Amamantar en público es indecente

Es un tema complicado, porque como sociedad nos hace falta más educación al respecto: donde muchas vemos un acto de amor, otros ven exhibicionismo. Primero, hay que entender algo, la lactancia es vital para nuestros bebés porque es el único alimento que requieren, por lo menos los primeros meses. Si estás en X lugar y empieza a llorar de hambre, ¿la gente pretende que lo dejes así? No deberíamos de escondernos para no incomodar a los demás.

2. Después de los 6 meses la leche materna pierde calidad

Este es el mito más común que existe y falso. Sí, la OMS recomienda la lactancia exclusiva durante el primer semestre de vida de tu hijo, pero puedes seguirle dando pecho hasta que tú lo decidas. Es recomendable comenzar a incluir alimentación complementaria a la leche materna a partir de los seis meses, pero esto no necesariamente significa que sea el momento de dejar de amamantar.

3. Solo debes amamantar a tus hijos cada tres horas y 10 minutos de cada lado

No. La realidad es que la lactancia a libre demanda es lo mejor para tus bebés. Si ellos quieren pecho cada determinado tiempo puedes darle sin ningún inconveniente. Con respecto a intercambiar senos, se dice esto porque muchas veces el bebé deja un pecho o se queda en otro demasiado tiempo y la realidad es que es una señal de que quizá no se está alimentando bien. Busca la manera apropiada de amamantarlo.

4. Si tomas medicamentos no puedes amamantar

Falso. En realidad son muy pocos los medicamentos que interfieren en la leche materna. La mayoría son totalmente compatibles con la lactancia. Si tienes alguna duda lo mejor es preguntar a tu doctor, pero también existe una página, llamada e-lactancia, para revisar qué medicamentos entran en la lactancia materna. 

5. El tamaño de los senos afecta la producción de leche

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Esto no tiene nada que ver con la producción. Si tus senos son pequeños no existe ningún inconveniente para producir la leche necesaria para tus hijos. La mayoría de las mujeres producen más que suficiente. De hecho, es más común que abunde. Algunos bebés ganan peso lentamente o incluso adelgazan, pero es porque no pueden mamar apropiadamente y no por una falla con el tamaño de tus senos.

6. Tienes que cuidar TODO lo que comes

Por supuesto que es más sano tener una alimentación balanceada y evitar el alcohol, por ejemplo, pero eso no significa estar obsesionada con absolutamente todo lo que comes por temor a generarle cólicos o gases a tu bebé. Aunque es real que debes moderar el consumo de algunos alimentos y bebidas, como la cafeína (que se recomienda no consumir más de dos tazas al día), pescados altos en mercurio. Estos problemas en realidad se resuelven con las posturas correctas para amamantar que puedes consultar con un especialista.

7. La lactancia = dolor

Aunque los primeros días puede resultar incómodo, NO ES NORMAL que sientas dolor. Si es así, lo recomendable es consultar a un especialista, como un asesor de lactancia, para evitar incomodidades, pues muchas veces se debe a un mal agarre del bebé. S

8. Debes lavar tus pezones antes de alimentarlo

Existe la creencia de que pueden transmitirse bacterias, pero esto es falso porque la leche materna genera anticuerpos en el bebé. Además, al lavarlos, los pezones pierden los aceites naturales necesarios para evitar infecciones.

9. Si el bebé se enferma debes dejar de darle pecho

Para nada, todo lo contrario. Es común que cuando el bebé vomita o tiene diarrea, pase por la mente dejar de amamantarlo. Sin embargo, la leche materna es la mejor medicina, lo mejor sería detener la ingesta de otros alimentos.

La realidad es que lactar es lo mejor para tu cuerpo, para la inteligencia de tus hijos e incluso para el medio ambiente. No tengas dudas.