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Perder a tu pareja cambia tu mundo 180º grados. El luto, la pena, el derrumbe emocional, el adormecimiento de tu cuerpo y el desánimo invaden tu cuerpo, pero aunque parezca que no se puede, sí podemos continuar.

Debes estar preparada para que los amigos y familiares no sepan qué decir, pues es una situación que estremece a todos y pocos tenemos el tino de compartir palabras de aliento a la persona que perdió a su amado. Es algo normal, nadie conoce ni vive la pérdida más que a quien le toca.
Muchas veces tratarán de evitar hablar contigo o te intentarán aliviar con clichés tales como “está en un lugar mejor” y aunque muchos allegados puedan sentirse incómodos al “hablar de la muerte” no es que le den poca importancia, sino que no podemos, literal.

Cuida tu salud física y mental
Probablemente exista la pérdida del apetito o del sueño. Tu capacidad de tomar decisiones se verá bloqueada, te costará micho concentrarte y es ahí donde debes prestar atención, pues tu salud física puede verse afectada de manera seria durante los primeros meses.

Recuerda que no estás sola, apóyate en tu familia, amigos o comunidad religiosa (si es que estás en una). La depresión es otro factor que puede desencadenar un malestar general, sólo presta atención.


Haz los ajustes necesarios dentro de tu rutina
Podemos hacer modificaciones de rutina como entrar a un voluntariado o tomar clases, así lograrás estimular la convivencia y reforzar tus relaciones.

Tómate tu tiempo
Intenta descansar, no hay presiones, si crees que deberías hacerlo cambia las cosas de lugar, pequeños cambios harán la diferencia en tu estado de ánimo.

¿Qué otras puedo hacer?

  • Frecuenta lugares que no conocías antes (cafés, restaurantes, etc.). No te flageles yendo a los lugares a donde solían ir juntos, eventualmente podrás hacerlo
  • Busca clases que te ayuden a activarte. Puede ser algo de alto impacto o una opción más relajada (yoga, meditación).
  • Mantén siempre el contacto con tu familia. Sabemos que habrá un proceso

¿Qué pasa con los hijos ante la muerte de uno de sus padres?

  • Ayúdalos a entender sus emociones. No esperes obediencia, no esperes sonrisas. Es un proceso muy complicado para ellos también, quizá un poco más que el tuyo, sobre todo si están en etapas en las que el entendimiento de sus emociones aún no se ha afianzado.
  • Sé comprensiva. Es natural que comience a haber desequilibrio en la escuela o con su cotidianidad. Recuerda que ahora tú eres el pilar que los mantendrá de pie, aterriza lo que está pasando lo suficientemente simple para que lo comprendan en la mayor medida posible.
  • Aprende a observarlos. No asumas que están bien porque no se quejan, pero tampoco seas permisivo en un 100% por la situación. Seamos comprensivos, no juzguemos pero también respetemos que hubo, hay y habrá reglas.
  • Mantén vivas viejas tradiciones. diles cuánto los amas todos los días, escúchalos sin importar lo que expresan, escuchar es muy importante. Apapáchalos, crea experiencias, vean películas en la noche con un snack, planifiquen salidas a sus lugares favoritos, prepara sus alimentos preferidos. Los hijos nos necesitan y si es el caso entonces debemos ser muy fuertes, tenemos una capacidad impresionante que bajo ciertas circunstancias nos hace explotar cualidades sobrehumanas, un paso a la vez y con mucho amor.
  • Ten paciencia y actúa con la cabeza fría. Si presentas algún episodio crítico que pueda asociarse con un “duelo complicado” (pensamientos negativos, pesadez excesiva, dolores intensos, restricciones drásticas o cualquier comportamiento que inclusive tus hijos puedan presentar) no dudes en contactar a un familiar o tener a la mano el número de un terapeuta o institución médica.
  • Si quieres conocer cómo hablar de la muerte con tus hijos, checa esta nota.