Hay una frase que dice “más vale un golpe a tiempo” pero tanto los golpes, como los gritos más que educar lo que hacen es causar miedo, es por eso que esta manera de “educar” no es una manera adecuada.
Seguramente tú que estás leyendo esto, creciste “educado a la antigua”, donde la chancla y los cinturonazos eran el mejor aliado cuando nos portábamos mal, y aunque hoy estés bien y no haya pasado nada o afectado tu vida de manera notoria, es algo que debes eliminar de inmediato junto con los gritos, porque, aunque no lo creas es violencia.
Sabemos que al menos una vez en la vida le has gritado a tu o tus hijos, y esto no te hace una mala madre de ninguna manera, a veces lo que nos falta es paciencia, somos madres imperfectas, pero aprender de los errores nos hará mejores.
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Los gritos afectan más de lo que pensamos
Está comprobado que gritarles a nuestros hijos afecta su autoestima, sobre todo cuando va acompañado de insultos hacia ellos. Como padres es importante tener autocontrol.
La violencia psicológica no se ve, quizá no sea tan aparatosa como la violencia física, pero existe y causa daños irreversibles que no se arreglan con una disculpa, un beso y afecto.
Puedes llegar a provocar problemas de conducta en tus hijos, ya que ellos repiten todo lo que aprenden en casa. Así que cuando estén en una situación que no pueda lidiar optarán por gritarle a las personas, incluso al punto de ser un niño bullying.
El otro lado de la moneda es dañar tanto su autoestima, que provoquemos tener niños inseguros, introvertidos y temerosos ante la sociedad, optando por esta conducta para no ser castigados con gritos.
Evitarlos es posible, más no fácil. Es importante que reconozcan cuando entras en un estado de ira, para que pueda detenerla o simplemente alejarte unos minutos del lugar o situación que lo está provocando para poder hablar con la cabeza fría, verás que poco a poco tendrás más control sobre tus emociones y así eliminar los gritos de manera definitiva.
Rompamos este ciclo y dejemos de normalizar la violencia psicológica, eduquemos con amor.