Aserrín Aserrán

Desde que me convertí en mamá he tenido que tomar muchas decisiones que han causado polémica entre mi círculo cercano, una de ellas fue la de prolongar la lactancia de mi primer hijo.

Y es que, aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que la lactancia exclusiva debe aplicarse en los primeros seis meses y a partir de ahí complementar con sólidos, no hay una limitante para extender el periodo de lactancia lo más que se pueda.

Me dí a la tarea de investigar qué es lo que otras instituciones, como la Academia Americana de Pediatría (AAP), han señalado al respecto y me sentí apoyada con mi decisión pues estos expertos advierten que esta práctica puede mantenerse durante el tiempo deseado por la madre y el bebé.

“El aumento de la duración de la lactancia materna confiere beneficios significativos para la salud y el desarrollo del niño y de la madre, especialmente en el retraso del retorno de la fertilidad (promoviendo así intervalos óptimos entre los nacimientos) … No hay límite superior a la duración de la lactancia materna ni evidencia psicológica o de desarrollo por la lactancia materna en el tercer año de vida o más”, señala la AAP.

Los beneficios de la lactancia materna prolongada

1. Protege contra las enfermedades respiratorias, gastrointestinales y alergias.
2. Se mantienen los beneficios inmunológicos de la leche materna.
3. Hay una reducción de 15 a 30 por ciento en la obesidad de adolescentes y adultos lactantes, según la AAP.
4. Mejora el desarrollo emocional y psicosocial.

Además, se ha comprobado que la composición de la leche materna no cambia de 12 a 24 meses, incluyendo la mayoría de los nutrientes y factores bioactivos. 

Los contras de la lactancia materna prolongada

Hay voces en contra que advierten lo siguiente:

1. Estigma social por alimentar con leche materna a los niños mayores.
2. El momento del destete es más complicado.

En el fondo, tú eres libre de decidirlo. No te sientas presionada y platica con tu pareja cuál es la mejor opción para ti.