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¿Vas a tener un segundo hijo y sientes una extraña culpa con el primero?

Bienvenida al club, te aseguro que no eres la única que ha pasado por esta situación.

Cuando estaba por nacer mi segundo bebé, sentía un sentimiento nuevo y extraño, como si traicionara a mi primer hijo.

Sentía que nuestra perfecta relación nunca iba a ser igual y que nos íbamos a alejar un poco al yo no poder dedicarle a él todo el tiempo al cual estaba acostumbrado.

Después hablé con algunas amigas y me comentaron que les pasó lo mismo. Me sentí un poco mejor de saber que es algo normal.

Sin embargo, cuando te enfrentas ya a la realidad y estás dedicándole tiempo al recién nacido, llega un momento donde tu primogénito te dice, “Mejor ya no quiero que el bebé se quede, que se regrese a donde estaba”.

El corazón se te hace pasita, porque sabes que tu hijo está viviendo un cambio fuerte, que incluye, compartir a su mamá.

Y también sientes horrible por no dedicarle al nuevo integrante de la familia tanto tiempo como quisieras.

Para que tu peque viva mejor la llegada de un hermanito, es bueno involucrarlo desde un inicio en todo lo que sea posible. Como ir a los ultrasonidos, compras para el bebé, nombre, etc.

Habla mucho con él, dile que va a llegar alguien increíble, con quien va a jugar, reír, compartir y vivir.

Otra culpa común, es sentir que no vamos a querer igual al segundo como amamos ya al primero. Y es que el primer embarazo siempre es una experiencia llena de intensidad y de primeras veces que van explotando en nuestro corazón diariamente.

Pero piensa que si el amor que sientes por tu hijo ha ido creciendo poco a poco, lo mismo va a suceder con el segundo. Es decir, es normal que al principio puedas no sentir ese gran amor que hoy por hoy sientes por el hijo que te convirtió en mamá pero en poco tiempo, verás que sí, a los dos los amarás con todo tu ser.

Recuerda, que las culpas son el peor enemigo de la maternidad. Así que, hasta donde te sea posible, no dejes que te afecten y disfruta mucho cada etapa de esta aventura porque los momentos pasan volando y nunca volverán.