Si no entiendes los cambios físicos y emocionales por los que está pasando tu hijo en la preadolescencia, aquí te contamos cómo librarla.

Seamos honestas, a veces, los cambios físicos y emocionales que sufren nuestros hijos son como una avalancha que no logramos entender, sobre todo los de la preadolescencia. Y entre sus confusiones y las nuestras, pues las nuevas generaciones de padres hemos experimentado de forma distinta la búsqueda de identidad, puede hacerse un lío.
Para nuestros hijos comprender los cambios que vive su cuerpo y cómo evoluciona su entorno no es fácil.

¿Cómo sé si mi hijo entró a la preadolescencia?

La preadolescencia es una etapa que comprende desde los 8-9 años hasta aproximadamente los 13. La identificarás porque se hace más evidente el desprendimiento físico-emocional por parte de nuestros hijos y algunos de estos indicadores:

  • Buscará juntarse más con su iguales (los niños buscan varones y niñas, grupos de chicas). Esto no es ley, pues también depende de las preferencias de cada pequeño y es totalmente normal si decide buscar la compañía del sexo opuesto.
  • Actitud retraída y aislada. Suelen ser distantes con la familia, pero no te preocupes, es normal. Lo que es importante es que la comunicación que puedas establecer con él es clave.
  • Cambios físicos notables. La preadolescencia es un momento crucial, porque, muchas veces, esos cambios pueden causarles confusión. Recuerda que debes manejar el tema de manera natural y asertiva, sobre todo, para que tu peque entienda bien lo que le está ocurriendo. Ese acto de comunicación franca puede desembocar en una experiencia de apego emocional favorable. Quizá sea momento de hablar de sexualidad con tu hijo o hija.

Aunque suene a cliché, quisiéramos que siempre fueran nuestros bebés, pero nosotras también tendremos que aprender a soltar, a no ser tan aprensivas y a convertir estos cambios en experiencias positivas compartidas. Eso sí, siempre debemos hacerles saber que seguimos siendo su mayor apoyo, eso les transmitirá seguridad en una etapa que puede ser difícil y a aceptar mejor su entorno, que sabemos puede ser muy poco amigable con los chicos.
Y tú, ¿estás lista para esa etapa?