¿Alguna vez has organizado una fiesta de cumpleaños para tus hijos? Si respondiste que sí, seguramente sabes el trabajo, dinero, esfuerzo e ilusión que representa.

Ahora imagínate que citas a las 12 del día y a las 2 de la tarde no ha llegado nadie. Tu hijo hundido en la tristeza te pregunta que por qué no llegan sus amiguitos. A ti se te cae el corazón al verlo así y al mismo tiempo, se te prende un volcán en la panza de la ira contra aquellos que tan cariñosamente invitaste a celebrar un día tan importante para tu familia.

Finalmente van llegando algunos con dos horas de retraso, mientras otros mandan whats cancelando su asistencia y otros, ni eso. Simplemente más de la mitad de los invitados no llegan, aún habiendo confirmado.

¿De verdad? ¿Por qué cada vez es más común este tipo de historias? 

Es una grosería para la familia, pensemos en todo lo que se gastan y al final sobra comida, dulces, pastel,  bebidas, en fin. Y uno tan campante simplemente no llega, sin pensar en cómo afecta eso a la gente que organizó todo. 

Y sobre la puntualidad, también hay que cuidarla, ya que muchas veces las fiestas son en salones que te rentan por tiempo limitado y si a los invitados les da por llegar 2 horas tarde, todo se desajusta y la fiesta ya no sale como se planeó. 

Seamos empáticos con los papás y sobretodo con el niño que ese día despierta lleno de emoción por ver a sus amigos y celebrar ¡SU CUMPLEAÑOS! La fecha más importante para cualquier pequeño.

Y pues ni modo, también tal vez ahora tengamos que pensar con más cuidado a quién sí  y a quién no invitar, pues existe esa gente que sabes que no te va a fallar y aunque sea un evento más pequeño del que tenías ganas, es mejor contar con todos los que de corazón quieren estar que hacer coraje por los que les dio igual no llegar.

También no olvidemos que somos ejemplo para los niños y si ven que somos impuntuales, informales, que decimos mentiras para justificar que no llegamos, eso lo ven y lo aprende. Al rato ellos piensan que si tú lo haces entonces está bien.

Ojalá que tú como yo, digas: Nunca más cancelo el mismo día (claro a menos que sea algo verdaderamente grave) llegaré puntual y si no voy a ir aviso con anticipación.

¿Te unes?