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Conforme vamos creciendo, no nos damos cuenta de todo lo que nuestra mamá hace por nosotras. Es fácil dar ese tipo de cosas por hecho, nuestra mamá se encarga de darnos de comer todos los días por muchos años, de ayudarnos a hacer la tarea, de regañarnos si es necesario.

Puede parecer cosas que son simples, sin embargo, cuando nos convertimos en mamás nos damos cuenta de todo lo que nuestra mamá fue capaz de hacer por nosotras. Para vernos feliz, para que no tuviéramos hambre, para que la tarea fuera más sencilla, para no aburrirnos.

Mamá perfecta, abuela perfecta

Y es que, si eres como yo, seguramente estás más que orgullosa de la relación que tus hijos tienen con su abuela. Pueden pasar horas de juego, pareciendo que ella no se cansa, dar sus comidas preferidas y consentirlo un poco en caso de ser necesario.

Pero ahora que analizo con más claridad la figura que representó mi mamá durante toda mi vida, ya que sigue representada, me he dado cuenta de que no sería ni la mitad de la persona que soy hoy si no la hubiera tenido en mi vida.

Me doy cuenta de las veces que hice travesuras y no se enojó como debía enojarse, de las veces que la economía en casa no era tan buena y de todo lo que ella hacía para que siempre tuviéramos comida en la mesa.

De la labor que sigue haciendo al amar a mis hijos y enseñarme a ser mamá.

Si aún no te das cuenta, es momento de que analices todo lo que tu mamá hizo alguna vez por ti y que ahora, parece estar haciendo con tus hijos. Por que, si hoy puedo llamarme una gran mujer, una gran hija, una gran mamá es gracias a todo lo que mi mamá me enseñó y me sigue enseñando.

¡Gracias, mamá!